Plan de la recuperación

Antecedentes

Hay una permanente preocupación por la infancia. Actualmente, para los niños se canalizan recursos, se crean espacios, se les invierte tiempo, se les conceden libertades y se proponen leyes que los protejan.

Muchas instituciones mundiales y locales responden a la preocupación de que los niños aprendan a ser más humanos, y tengan más vida, pero lo hacen con miedo, sin dar la libertad suficiente. Quizá son demasiado directivas, no proporcionan un espacio de crecimiento, moldean niños.

Estos moldes desechan a miles de niños. Algunos llegan a la calle en busca de algo mejor. Para esos niños se puede pensar en un proyecto con una pedagogía alternativa que conceda libertades, que otorgue dignidad, sin problemas humanos o financieros. Sin embargo hay que aceptar humildemente que la realidad de muchos niños que hoy están en la calle, nos rebasa. Aquellas personas que intentan educarlos, carecen de recursos elementales para el buen desarrollo de su labor, también cuentan con limitaciones. No obstante se hace un esfuerzo y se tienen logros, muchos de ellos sólo a nivel individual. Lo importante es intentar buscar soluciones.

Algunos proyectos que se han quedado ofrecen ayudas, pero ciertos aspectos ni siquiera son abordados. Un proyecto no puede atender toda la problemática del niño, como tampoco éste puede resolverla. El educador de estos niños tiene que descubrir el problema en el niño y las posibles soluciones.

En este camino ya hay una serie de pasos dados, experiencias en distintas partes, en especial en el tercer mundo. En Guadalajara, la experiencia del DIF,(6) de CANICA,(7) de la Casa Mairo Don Bosco y por último MAMA, da para creer que algo se va haciendo por los niños, que no basta con dar dinero a los proyectos y listo.

Justificación de la investigación

Los proyectos educativos en general cuentan con una estructura institucional que delega en el educador muchas responsabilidades pequeñas. Este invierte gran parte de su tiempo en resolver estos problemas. Entre más pronto los solucione, más capacidad adquiere para resolver otros, esto deja muy poco tiempo a los educadores para pensar en lo que están haciendo.

Sin embargo al educador de estos niños diariamente le surgen preguntas: ¿Cómo le hago para tener del niño de la calle de hoy un hombre del mañana? ¿Qué hacer cuando la rebeldía (derecho a la huelga) de un niño nos bloquea todas, en realidad todas nuestras posibilidades pedagógicas, educativas, de violencia silenciosa transformadora? ¿Qué hacer cuando ante la problemática real de droga, de alienación, de dependencia a conductas de muerte, queremos hacer algo y no podemos? ¿Qué hacer cuando el grupito de amigos de la calle genera un ambiente tan pesado que ni ellos mismos lo soportan? ¿Cómo dar ayuda real y verdadera, liberadora a un niño de la calle?

Ayudar al niño de la calle es buscar que sea más humano. Que viva lo más plenamente humano: en la frontera del desarrollo.

Pero faltan más respuestas. Qué es lo que realmente le pasa al niño, qué busca, qué deja, a dónde va, a qué le tira, en qué la rifa... Qué es lo que realmente quiere. Descubrir su verdadero problema, saber cuál es, como lo ve él, si lo ve, cómo ayudarle en eso concreto, y luego parchar toda su vida para que ese problema no sea tanto lastre.

La investigación que aquí se pretende hacer es con base en un sentir la realidad, pensar sobre lo sentido, conceptualizarlo mucho tiempo después de haberlo sentido, y tratar de ir construyendo una respuesta efectiva y afectiva para el niño de la calle.

Es tratar de dar respuesta desde el equipo de educadores, junto con el niño, para dar una respuesta que sí transforme la vida del niño. Es el momento de no quedarnos con lo aparente, nuestros sentidos nos dan lo aparente y al mismo tiempo lo no aparente, y por eso es necesario seguir sintiendo como lo hacen los niños de la calle para nunca olvidarnos de sus necesidades, de sus limitaciones. Es necesario seguirnos preguntando qué podemos hacer para siempre estar atento a las nuevas respuestas.

Planteo del problema

El problema principal va a ser el mismo niño. Que es finalmente al que queremos ayudar, pero este problema se revierte a los educadores que quieren ayudar al niño de la calle. Por eso nuestro problema tiene dos vertientes: por un lado el mismo niño y por el otro los educadores que quieren ayudarle.

Cuando nos quedamos con el niño, descubro que su problema fundamental no es que se drogue, ni la libertad que se toma, ni su insistencia en romper las normas sociales, ni que robe, ni que viva una sexualidad violenta, lo que realmente hace problema es que el niño, con su vida, esté gritando que en la sociedad que él no creó no se puede vivir. Con su vida denuncia una serie de injusticias sociales. Por el hecho de vivir y preferir la mugre de la calle, la aventura de la droga y el goce de la transgresión a la norma. Nos esta diciendo en vida que eso que le dieron por vida no lo es.

Esta denuncia social no la hago yo, la hacen en pie los niños de la calle. Desde este momento quiero que quede claro que la problemática del niño de la calle no es él y su relación familiar sino que es una serie de injusticias sociales. Pero definitivamente yo he dejado por un lado el problema social. No quiero hacer una denuncia a toda la situación de injusticia social de la que todos somos corresponsables.

Prefiero centrar los esfuerzos en la solución, aunque parcial, de la vida de estos niños que viven en la calle, que han hecho de la calle su hogar.

Centrado en cómo ayudar al niño concreto, el problema va a ser recuperar la experiencia vivida, recuperar qué es lo que le pasa a los niños que viven en la calle y que buscan una forma de vida más agradable. El problema es ver la respuesta que ha dado el proyecto de MAMA en su primera fase para ver si eso es ayuda o no y cómo se puede dar más, y hacer más, con los mismos recursos.

Ya no se trata de enfrentarnos al problema de buscar todo lo que tienen en común, o de compadecernos ante su vida y sus problemas, sino de buscar con ellos la solución a sus vidas, a sus negatividades. Una solución que dé como resultado no un mundo compadecido del otro sino un único mundo liberado de la injusticia.

Por eso es necesario preguntarnos lo más seriamente posible qué es lo que hemos hecho, qué es lo que hacemos y qué es lo que podemos hacer para lograr que nuestra ayuda al niño de la calle sea más eficaz.

De nada nos sirve saber las generalidades de los niños de la calle cuando lo que tenemos es un niño, frágil y consumido por la sociedad, quien como ser individual nos pide que le ayudemos a él como él lo necesita.

Por eso es necesario llegar al segundo momento en el que nos preguntamos por el educador de la calle: hay que preguntarse quién va a descubrir el problema en el niño, cómo lo va a hacer, si es capaz de abrir los ojos bien o no. Sin dejar de platicar con éste niño y, con todos los demás niños posibles, hay que tratar de descubrir ahora cómo ayudarle, que es lo que el niño va a poner de su parte, que es lo que el proyecto en realidad le ofrece, y lo que no le ofrece aceptarlo a viva voz. No creer que el proyecto lo va a hacer todo ni creer que sólo es el chavo el que desde sí mismo va a cambiar todo lo que le rodea.

Nuestro objetivo último es siempre ayudar lo más posible al niño de la calle, que es en realidad nuestro problema, pero este objetivo no lo podemos lograr aisladamente. Tenemos que unir esfuerzos, al menos desde el equipo, en busca de una mejor solución a la vida de estos niños. Por eso nuestra reflexión va a ser sobre los educadores, sobre lo que hacen, dicen, lo que piensan, lo que quieren, para llegar a perfilar un poco más ese equipo de educadores que quieren ayudar al niño de la calle.

Hará falta recuperar un poco la historia de niños a los que se les ha ayudado y a los que no se les ha ayudado. Luego tratar de dar respuesta a por qué sí ayudó o por qué no ayudó.

Selección de un diseño de investigación

Al ir en busca de por qué si, por qué no, se ayudó a un niño concreto de la calle lo hice desde el mismo equipo. Como parte del equipo de educadores del refugio nocturno de MAMA.

Busco por un lado reconstruir la historia del niño, de los niños que han pasado por el refugio y luego interpretar estos datos.

La investigación que hago nace desde una participación activa en el equipo de educadores. Para dar una respuesta alternativa, si es posible, al niño de la calle. Enfrento una cierta lucha en contra de la misma estructura educativa que no te da tiempo de pensar. Es un planteo de investigación y observación mínima, en busca de dar respuestas objetivas al problema del niño. Desde las problemáticas del educador: lo que tiene y cómo es, busco plantear una respuesta de más calidad en favor de los niños de la calle.

Importancia del estudio

Cuando empecé a trabajar con los niños de la calle yo tenía ganas de que alguien me dijera qué tenía que hacer, quería encontrar el libro mágico con todas las explicaciones para los niños de la calle. Por ningún motivo dejé de trabajar y cada día que pasaba tenía menos tiempo para pensar. Cada día me preocupaba más por los detallitos que se generan en una casa para niños de la calle: que se asee, que no fumen, que no se droguen, que hacerla de policía, que vigilar, que se porten bien, y demás estilos de vida reglamentados «como debe de ser».

Pasó y pasó el tiempo y no había respuestas a los problemas del niño de la calle. Sí un programa con buenas ideas y mejores intenciones, sí un equipo de educadores santificados en su trabajo y sí, claro que sí, había un desordenado grupo de niños que se juntaban en la casa.

Un día apareció el niño José Luis, me cayó bien: me encariñé mucho por él. Allí cambió todo: no sabía que hacer por él pero sentía que tenía que hacer algo. El fue un niño distinto. Con él todas las mañitas de coerción educativa no funcionaban. Hablarle fuerte o quedo, del corazón o del rechazo, no le preocupaban. Hábil para escaparse de los regaños y capaz de cumplir hasta el castigo más severo: un día decidimos los mairos dejar de hablarle por quince días porque no entendíamos como se comunicaba con nosotros.

José Luis cambió mi visión personal de lo que había que hacer con los niños de la calle. Después de él dejaron de ser para mí un bloque al que se le educa de la misma manera y comenzaron a aparecer en mí como casos irrepetibles y únicos: ya no tenían nada en común fuera de necesidades que deberían de satisfacerse de manera individual.

José Luis me forzó a que me hiciera una pregunta: ¿Cómo le ayudo? ¿Qué puedo hacer por él en serio? Necesita de mí pero ¿Qué hago? ¿Cómo le hago? ¿Qué necesita...?

Después de él me puse a buscar en su vida, en su forma de ser, en sus actitudes, esas respuestas a esas miles de preguntas. Ya no importaba lo que la sociedad me pidiera como educador, ni lo que se espera de un ser humano, sino lo que importaba era tan simple como la vida misma de José Luis. Se trataba de simplemente ayudar-le y ya.

Los libros de ¿Cómo ayudar a José Luis? no existían, ni existen ni van a existir gracias a Dios. Por eso me he visto en la necesidad de recuperar ese pasado, ese pasado de fracasos, en busca de respuestas.

No hay nada escrito, ni respuestas en los programas a los casos particulares. Buscar dar una solución desde un equipo vivo de educadores es un posible camino. Se trata de abordar el problema vivo, con inquietudes, y desde un equipo igualmente vivo y abierto ir dando con las respuestas al niño que nos exige solución.

Es importante este estudio porque retoma la vida de niños de la calle y trata de presentar un camino de solución desde la visión de un equipo de educadores.

Metodología

Procedimiento a seguir

Con la pregunta en mente de ¿Cómo ayudar al niño de la calle? Viene como necesaria respuesta tratar de responder a quién es ese al que quiero ayudar, cómo vive su vida.

Por eso la primera forma en la que voy a hablar va a ser una descripción narrativa de lo que pasa en general en la casa del Refugio y de cómo es la visión de los mairos al respecto.

Para esta narración tomo como base las bitácoras escritas de la casa y la complemento con los comentarios de los mairos y los reportes mensuales que se generan en el Refugio.

Muestra

El mundo que observo tiene dos clases: por un lado al mismo niño y por el otro al mairo, que es ante el cual el niño reacciona, interactúa. El mairo es mairo sólo si tiene frente de sí a un niño de la calle, mientras que el niño de la calle conserva esta identidad respecto al mairo, a su familia, a los personajes de la calle.

Mairos

Los mairos que se observarán son cuatro: Dos trabajadoras sociales, un psicólogo y un pasante de filosofía.

Cada uno de los mairos tiene su propia concepción de lo que es más importante para el chavo. A lo largo de todo el trabajo no trato de ir citando a cada uno de los mairos y lo que dicen acerca de un morrito, y de allí concluir su postura pedagógica, tomo a los mairos como un bloque.

En momentos digo "la maira comentó", o bien digo "el mairo", usar el masculino o femenino no tiene nada que ver con la persona que lo dijo, es sólo para que en la lectura no se olvide que hay mairas y mairos en el equipo. Aunque la cita sea singular, se asume como la posición del equipo de educadores.

Prefiero hablar del bloque de mairos porque no creo que un sólo educador pueda solucionar las problemáticas de un morrito. Es importante aclarar que citar a cada uno de los mairos por su nombre no quiere decir que se haga el juicio de que tal o cual mairo o maira no está funcionando o que él o élla sean la razón por la cual el proyecto no educa niños. No hay un educador perfecto y quizá el único medio para ayudar a los chavitos sea a través del análisis de ese equipo con diferentes ideas.

Llegar a esta postura bien podría ser el objeto de estudio de otra tesis. Yo simplemente lo asumo como camino más viable para ayudar al chavito. Creo que ayuda a romper con cariños selectivos, egoístas, esclavizantes, que atan a mairos y morros. El mairo en el equipo asume que no lo puede todo y confía plenamente en los demás.

Entrevistas a los mairos

De todos los comentarios de las bitácoras surgen dos caminos para abordar la problemática con el equipo de mairos.

Por un lado está el punto de vista del mairo de cierto chavito, para tener una visión más completa de qué fue lo que ayudó o no ayudó al chavito en concreto. En esta entrevista con el mairo se trataría de buscar la información no escrita en las bitácoras, pero que hable del chavo exclusivamente como: sus datos familiares, su escolaridad, y las necesidades más fuertes del chavo detectadas por el educador. Desde ellas podemos hacer una reflexión sobre el proyecto y cómo cree el mairo que se ayudó o no ayudó al chavo en esa necesidad más fuerte detectada. Y luego la apreciación del mairo de si el chavo estaba o no dispuesto a aceptar gozosamente las propuestas de ayuda del proyecto, y por qué sí las aceptó o por qué no las aceptó.

El otro camino importante de abordar con los educadores es la conclusión de ciertas problemáticas abiertas en la bitácora y nunca concluidas. Preguntas concretas sobre criterios de ayuda al chavo y si éstos en realidad ayudan o no ayudan. Preguntas en busca de la estandarización de los criterios de acción con el chavo. Preguntas que ayuden a detectar la visión de cada mairo sobre los objetivos del programa. Recoger los puntos de vista de cada una de las herramientas utilizadas: asambleas, derechos, obligaciones, actividades, deporte, escuela, jornada de aseo...

Las entrevistas con los mairos se hicieron de la siguiente manera: Se les dio una lista de los niños más asiduos.

Las primeras preguntas fueron sobre el proyecto en general, su objetivo (club de calle y refugio nocturno), luego un poco sobre las actividades que allí se llevan, cual consideran la más eficaz, cómo evalúan cada una. Se preguntó por la escuela como herramienta para sacar o no al chavito de la calle. Luego para finalizar se le pidió su comentario personal sobre los chavos, básicamente una opinión en general de lo que de él o ella le pareciera más significativo. Finalmente, se le pidió dijera si sabía en donde se encontraba el chavito a mediados de febrero.

Las preguntas fueron abiertas, para que el mairo pudiera expresarse libremente.

Morros

De una forma u otra quiero hablar de cada uno de los morritos que pasaron por la casa del refugio. Pero sé que de un buen porcentaje de ellos ya no se recuerda más que el nombre escrito en la bitácora.

Quisiera hablar de los ciento setenta y ocho nombres que he encontrado, pero la permanencia de la gran mayoría es muy poca: algunos días.

De todos los niños que pasan por el refugio día a día he tomado sólo a los que resultan ser más significativos. La selección de los chavos para descubrir si lo que el proyecto hizo por ellos les ayudó o no, fue en función de tres factores.

El primer factor es el subjetivo: qué tanto ese chavito es significativo, en cuanto reto para el equipo de mairos, o qué tanto no lo es. Dado que algunos niños tuvieron contacto con el proyecto y que la mayoría del equipo veía como un caso perdido aún desde el inicio. Chavos con años en la calle y con múltiples regresiones a la calle, a la droga, a la anarquía. Considerados por el programa como chavos sin ganas de cambio y con ganas de calle.

El segundo factor fue la asiduidad: qué tan presente ha estado el chavo en el proyecto. Este criterio es más objetivo, y se concreta en simples días de asistencia del chavo en esta parte del programa.

El tercer y el último factor, que completa la visión, es si el chavo es localizable por esta época del año. Esto para tener la posibilidad de contactarlo y palticar con él en busca de su visión del proyecto, en busca de cómo ve él las ayudas y no ayudas que se le dieron. También en busca de cómo ve él su propia problemática y lo que él cree que le puede ayudar.

Después de esta selección nos quedamos con un grupo significativo de 37 niños.

De ellos su edad promedio es de 15 años 8 meses (de uno se desconoce su edad). Con una variación estandar de 1.72 que nos indica que la edad en el grupo no varía mucho. La edad mínima de este grupo fue 13 años y la máxima (un caso) de 21 años.

Sobre la escolaridad fue difícil precisar qué grado de escuela tenían. Se recuerda que uno solo había estudiado algo de la secundaria, los demás primaria sin saber el grado.

Por la dificultad de saber ese dato la pregunta se hizo de la siguiente manera: sabía leer y escribir, sí o no. Obteniendo los siguientes resultados. No sabían leer ni escribir el 35.1 por ciento de los niños mientras que el 59.5 por ciento sí sabían leer y escribir de 5.4 por ciento no se sabía con precisión (Tabla 1).

Sobre su lugar de procedencia los datos que se obtuvieron los podemos ver en la tabla 2: Procedencia. La gran mayoría es de Guadalajara, le siguen el Distrito Federal, Manzanillo y sus alrededores (Tecomán). De tres niños se desconoce su procedencia.

Su destino en el mes de febrero de 1992 lo podemos observar en la tabla 3. La gran mayoría ha regresado a la calle, en Guadalajara o fuera de la ciudad. Otros han regresado a su casa y en igual cantidad se encuentra en el Tutelar para Menores o la Granja de Recuperación Juvenil. Mientras que sólo cuatro del total de niños permanecen en el mes de febrero en alguna de las fases del programa de MAMA.

Técnicas de investigación a utilizar

Materiales escritos

II.Bitácoras

La bitácora es un cuaderno en el que día a día se apunta lo que sucede en el transcurso del turno de cada educador. El propósito fundamental es mantener un lazo de comunicación entre un educador y otro en el movimiento de los turnos. Los turnos suelen ser jornadas largas de trabajo en las que el educador resuelve todos los problemas de la manera cómo a él le parezca más oportuno. La bitácora se convierte en el único elemento para saber qué fue lo que pasó en el turno pasado, en el cual el mairo que llega no ha estado presente.

La bitácora, como elemento de comunicación, es también un lugar donde los educadores van a trasmitir sus apreciaciones sobre algún chavo en especial: las actitudes que tomó, los enojos que hizo pasar, las alegrías o los fracasos compartidos; también, sobre el método educativo, los criterios de acción, su punto de vista acerca de lo que hay que hacer con tal o cual chavo, sus cuestionamientos al proyecto en lo concreto y, en casos especiales, también enojos y molestias de un mairo a otro.

En la bitácora también van a quedar redactadas las reuniones de mairos: los puntos que se trataron, para no olvidarlos, los acuerdos, los criterios de acción, lo permitido, lo grave, y los lineamientos de por dónde caminar.

Las asambleas de los morros quedarán allí escritas también: los puntos de vista de los pobladores, sus comentarios, sus exigencias de unos con otros, sus pasos en común y sus fracasos.

Por último, otro aspecto que se apunta es la cantidad de dinero gastado, el movimiento de comida, material, trastos, infraestructura que falta, lo que se dañó, lo perdido. Planes, deseos, gustos de los educadores allí quedan plasmados.

Por detalles prácticos, la bitácora se divide en tres partes: general, club de calle y refugio nocturno.

(a) Bitácora general

Allí se apuntan, sin un formato especial pero en forma detallada, todos los hechos especiales que suceden y en los que el mairo tenga que explayarse de forma significativa. Quedan asentadas en este cuaderno las asambleas de los chavos y las reuniones de los mairos.

Es un cuaderno en donde cronológicamente se asientan asuntos que al mairo le parezcan oportunos. En éste sentido habrá peticiones a otros educadores sobre un chavo en concreto, habrá preguntas abiertas para la reflexión de todos los educadores, habrá comentarios sobre la acción concreta que el equipo está generando, si es o no pedagógica, si estamos enseñando a la superación o al estancamiento y conformismo. Allí aparecerán las gentes que han visitado el programa, unos en busca de algún menor, otros en son de guerra, con ganas de destruir la casa, adultos que regalan algún tipo de droga a los menores que en ese momento habitan la casa. En fin, los graves e ilimitados problemas de comunicación, ya sea con algún otro educador o ya sea con alguno de los pobladores.

Es en este cuaderno donde aparecen los puntos de las reuniones de mairos y cómo se trataron. En los que se trata de afinar criterios, y ver por ejemplo si es importante o no indicarle al niño si esta bien sentarse en la mesa. Afinar esos criterios que por cansancio o por distracción dejan de ser importantes. Se trata de hacer hincapié en los métodos pedagógicos del programa. Sus sutiles invenciones que marcan la definitiva forma alternativa educacional. Detalles ínfimos que son sustanciales para presentar una educación alternativa a un niño que entre el fracaso y la selección ha abandonado todas sus posibilidades. Detalles capaces de rescatar a uno que otro de tan cruel aventura callejera.

Entre los muchos puntos tratados allí por escrito, unos no tienen comienzo, otros nos terminan, y más bien responden a la importancia que les dé el educador. Si el educador tiene ciertas dudas las pregunta. Si luego se le aclaran, ya no escribe su aclaración. A veces nadie hace caso a sus preguntas entonces suspende la reflexión. Así que en la bitácora habrá comentarios inconclusos, finales de cavilaciones, en fin una pedacera de pensamientos y algunos sin continudad.

(b) Bitácora de Club de Calle

La bitácora del club de calle requiere de un formato muy especial:

Nombre Cena Recreación Hora

Llegada

Deporte Escuela Droga Ropa Lava

Ropa

Observaciones

Es un formato que se ha formulado progresivamente para facilitar la sistematización de los datos. Al fin del mes es necesario saber cuántos niños fueron, veces que se bañaron, regularidad, cenas y desayunos ofrecidos, juego, ropa regalada, droga en la casa, en fin hacer la cuenta de todo eso de una manera sencilla y rápida.

Generalmente lo que aparece es una palomita en el renglón de la actividad que el chavo realizó. Por ejemplo si el chavo cenó, en la bitácora simplemente aparece una palomita, sin mayor información de si su alimentación fue satisfactoria o no. Quizá en la cena sea poco importante. Pero en renglones como ayuda médica a veces simplemente aparece una palomita, sin saber si lo que se hizo fue una curación, se le dio una aspirina, o se le llevó (después del turno) con el doctor. Para este tipo de comentarios aparece el renglón de observaciones. Este apartado es utilizado como bitácora general. Ahí se añaden toda esta serie de notas específicas y explicativas de las palomitas. El criterio en la explicación es libre, pero siempre se trata de ser objetivos en los comentarios respecto de un chavo. Pocas veces se reconoce coraje, enojo o algún otro estado de ánimo que desvie la objetividad del mairo.

(c) Bitácora de Refugio Nocturno

Al igual que la bitácora del Club de Calle, la bitácora del Refugio Nocturno tiene un formato:

Nombre Cena Duermen Aseo P.M. Desayuno Aseo A.M. Baño Lava Ropa Ropa Ayuda

Médica

Droga Observaciones

La bitácora de Calle es muy parecida a la de Refugio Nocturno. Y en principio las dos funcionan con los mismos criterios. Es importante notar que el mismo formato no es estricto, así que varía según la prisa, el humor, y otros factores personales del mairo en turno. Hay cosas que son fundamentales: saber quiénes cenaron, los que se bañaron, los que lavaron ropa y los que hicieron sus aseos. Mientras que los demás registros son olvidados. El que más de las veces es olvidado es el renglón droga. Si el grupo de morros asistentes en ese periodo empieza a aparentar que no se droga en la casa, pronto el mairo olvidará ese renglón. Al igual que los renglones que en su tarde son infuncionales.

Deporte, que se realiza sólo en una tarde, no aparece como renglón de todas las bitácoras.

Lo anterior, constituyen anomalías que hacen de la sistematización un trabajo más difícil.

Las bitácoras como elementos modificadores de criterio educativo

Las bitácoras son, a veces, un instrumento peligroso. Los comentarios que se hacen de un chavo en concreto pueden resultar nocivos para el mismo chavo. Pienso en aquellos momentos en los que un morro no hace caso, desobedece, se enoja, se rebela, grita, golpea, o se muestra pasivo, callado, ensimismado, chiqueado, amanerado, sensual, se droga retantemente e invita a otros a lo mismo. En fin trata de llamar la atención. Todas estas actitudes cambian de hecho la objetividad del mairo.

La bitácora va a reflejar con cierta claridad los corajes que un chavo hace pasar al mairo.

Así, por ejemplo, si un chavo molesta en exceso, por un mal manejo del mairo, error que el mairo no quiere reconocer y se la pasa con actitudes insoportables, o si un chavo resulta demasiado hiperactivo para la capacidad del educador, el educador lo evalúa más fuertemente en las bitácoras.

Las bitácoras siempre actúan como toda propaganda: nos cambian nuestro punto de vista, nos crean necesidades y redefinen nuestro criterio. Así que al abordar otro mairo al chavo en cuestión quizá vea lo mismo que el mairo anterior, o quizá quiera ver y ayudar al chavo como un reto educativo, para mostrarle al otro mairo que no es tan difícil como él dijo. Las bitácoras siempre van a estar llenas de subjetividad. Todo lo que siento ante el chavo y en mi relación con los educadores aparecerá allí en la bitácora.

Tiempo que abarcan las bitácoras

De las bitácoras anteriores se recuperó la historia. Recordar lo vivido en la experiencia de Club de calle y refugio de los meses de julio 1991 a febrero 1992. De estos ocho meses se sacaron los números, los estándares, los criterios de acción, y las reflexiones no terminadas.

Tratamiento de los datos

Sistematización

II. Cómo se hace la sistematización

Completas o incompletas ya se tenían las bitácoras, así lo primero que hice fue regresar a las bitácoras en busca de qué cosas creo yo que ayudaron a los chavos y cuales no les ayudaron.

Por un lado fue contar a cuántos morritos se les ayudó con cosas materiales: casa, cena-desayuno, baño, juego, cama-cobija, ropa, agua-jabón... Podemos ver las sistematización hecha en las gráficas de asistencia (cfr. p. 143).

La otra cosa hecha con las bitácoras fue escribir lo que se comenta de cada uno de los morritos. En este momento no se sabe si le ayuda o no al chavito ese comentario, pero se sabe que el mairo se lo dice con toda la intención de ayudarle.

Así de la bitácora de un día se hizo un vaciado de números por un lado y por el otro se transcribió textualmente los comentarios que los mairos habían escrito de cada uno de los chavitos en tarjetas de 12.7 por 20.32 centímetros. Con estas tarjetas se pudo ver cómo había sido la historia de algunos de los chavitos en la casa. Con esta historia continua, digamos, ya se podía decir si lo que se había hecho con el chavito le había ayudado o no.

Aunque se terminó con todos los datos necesarios, con las preguntas necesarias para continuar con la sistematización. Siempre hubo una serie de matices que quedan en el aire, en la memoria volátil de los educadores y en su experiencia personal. De las bitácoras se obtuvieron en general dos cosas: primero los números de los niños-adolescentes a los que se les ayudó y segundo las reflexiones que se hicieron a lo largo de esta experiencia.

De los números salieron gráficas, mientras que de las reflexiones preguntas.

IV. Categorías usadas, por qué

A lo largo de toda la tesis defenderé que cada uno de los chavitos necesita una respuesta específica. Por eso regreso a las bitácoras en busca de lo que ayuda y de lo que no ayuda para ver en el futuro qué puede ayudar y que no puede ayudar. Parece que busco generalidades para aplicarlas a los niños de manera individual, pero es precisamente lo que no se busca, se trata de ir por lo que ayuda y no ayuda para abrir el horizonte, para estar dispuestos a, en otro caso parecido, explorar por un camino distinto.

Se trataría de ir descubriendo lo que sí ayuda y lo que no ayuda en casos particulares para ir abriendo la institución, la regla para que quepan más y más niños en ella.

VI. Cómo las bitácoras proporcionan información a las dos muestras

Las bitácoras hablan en general del morro, dicen algo de él, pero al mismo tiempo dicen cosas de los mairos. La maira no escribe nada de un chavito si no se siente movida a hacerlo, si el chavito no hace algo que valga la pena. Las cosas normales nunca se escriben en la bitácora, sino sólo las que digan algo. Cito una de las bitácoras:

Llegó Efraín corriendo, que venía por su ropa, porque se iría a vivir a ciudad Granja, porque el mairo Rogelio se lo autorizó. Yo, resignado, obedecí. Y el chavo, hasta eso: muy feliz.(8)

Por un lado nos hablan de Efraín, sobre lo que hace y siente: corre y está feliz. Luego habla de la autoridad de Rogelio. El mairo también habla de sí mismo, de cómo se siente: resignado.

Así en ese respecto en el que se encuentran los mairos siempre van a decir algo de lo que ellos sienten, en este caso explícitamente, en otros será por medio de una pregunta como señalan lo que piensan que hay que hacer con un chavo en especial. Sus comentarios en torno a un chavo van a expresar lo que sienten-piensan del proyecto, de otro mairo, del equipo, de la otra casa, en fin de su visión personal.

Limitaciones y delimitaciones

El primer límite soy yo mismo: mi subjetividad. Todo el análisis surge desde como yo veo las cosas.

Es la reflexión que a mi me surge después de casi dos años de estar en el proyecto de MAMA en su sección de trabajo de calle y segunda fase. Reconozco que desde mi visión narrativa trato de recuperar las cosas como yo las viví, en ello puedo incurrir en faltas de información, pero creo que es parte de la experiencia como yo la viví. Es decir: mantener una información completa del diario acontecer es difícil, y es imposible estar ante la misma realidad y verla de la misma forma.

El segundo límite es la información no escrita, de la que ya no se puede hacer historia ni hablar. De los datos que no llegan, de los que parecen ser menos importantes y que se pierden en el tiempo. Al escribir una bitácora el mairo lo va a hacer desde una postura de filtro. Por un lado las prisas, la falta de tiempo para narrar todo lo que pasó en su jornada de trabajo. Por otro lado la nula costumbre de escribir: vivimos una cultura fundamentalmente oral: radio, tele. Los medios escritos son menos importantes. La más de las veces no es fácil expresarse en forma escrita. La gente habla, explica todo lo que le va pasando, pero es raro que lo escriba.

Todos los mairos sabemos que en las bitácoras ponemos lo indispensable para que en el siguiente turno la maira sepa lo que pasó en mi turno. Y sabemos que en la reunión de mairos se aclarará todo lo que no se entendió, o bien se le puede hablar por telefono a la maira o al mairo para que nos den una explicación más a fondo de lo que sucedió. Pero en la bitácora aparecerán las cosas como un telegrama: en alguna clave, sin una continuidad.

El mairo es el que decide si escribe o no sobre un chavo. Escribe o no escribe en función del comportamiento del chavo. Si el chavo se porta normal, no aparece comentario de ello. Si el chavo hace algo anormal es cuando aparecen los comentarios. Por lo general lo escrito de los chavos son cosas negativas que hacen. Esto es otra cosa que puede distorsionar nuestra visión.

 

Notas:

 

6. Desarrollo Integral de la Familia.

7. Centro de Atención al Niño de la Calle, A.C.

8. Bitácoras, 24 de enero de 1992.