4. Pistas

Cuando hablamos de Pedagogía Ignaciana nos referimos a una que nace de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio. Cuando hablamos de los ejercicios espirituales se pueden resumir en general en un punto de partida, el principio y fundamento, luego las cuatro semanas con la elección en el centro de ellas y al final la contemplación para alcanzar amor. Las reglas se van acomodando a lo largo de las cuatro semanas y también las adiciones. Cuando hablamos de Pedagogía Ignaciana también nos referimos a toda una tradición educativa, donde tomando de aquí y de allá, siempre tanto cuanto mejor ayude al fin que se pretende se llega a su elaboración.

Estamos en un momento donde, ya vimos qué es lo que la pedagogía de hoy nos propone, luego también redescubrimos a Jesús y cómo él anunció el Reino y como fue pedagogo, es decir cómo estaba cerca del Otro. En este último momento quiero que repasemos dos elementos claves en los ejercicios, uno previo a los ejercicios y otro en los ejercicios mismos, una visión rápida de todo el proceso para descubrir qué es lo que san Ignacio nos propone como situación problema, y como él sitúa esto en el centro mismo del devenir humano : la libertad puesta en acto.

Dentro de los ejercicios podemos ver que hay una etapa preparatoria. La cual no se cumple sino hasta que encontramos en el ejercitante una actitud de disponibilidad, de deseos de entrar en el movimiento de los ejercicios. Pero esta disposición también tiene que ver con las capacidades de la persona como son su " edad letras o ingenio "[18]. Pero si la persona no tiene la disposición o no tiene las capacidades requeridas para hacer los ejercicios, si la persona es " ruda o de poca complexión, "[18] pero al mismo tiempo es animosa, quiere y tiene muchos deseos de hacer los ejercicios pues " se quiere ayudar para se instruir "[18]. San Ignacio sugiere que a esta persona se le den tres partes de los ejercicios, tres partes normalmente omitidas cuando se habla de los ejercicios completos. Tres elementos previos, que se espera que se conozcan en los ejercicios.

De los ejercicios de san Ignacio pretendo reflexionar sólo dos partes por un lado estos tres elementos previos y que voy a llamar metacognición en san Ignacio por otra parte lo que voy a llamar la situación problema en san Ignacio donde espero retomar el conjunto en general de los ejercicios, desde una óptica que nos pueda dar elementos parra sobrellevar el desequilibro que genera una decisión y en general el acto de la libertad.

4. La metacognición en san Ignacio

Metacognición es una palabra que viene del griego y que la podríamos traducir al español por darme cuenta del mis procesos cognitivos,(68) es una toma de conciencia de los actos y actitudes que se producen en mi, en mi pensamiento y en mi que hacer. Es responder a la pregunta cómo llegué esta idea, de cómo hago una operación mental, de cómo obtengo un resultado. Es una pregunta que se fija en dos actividades mías, mi estado de ánimo y las acciones o pasos que sigo para obtener dicho resultado.

Los niños y las niñas van a la escuela pues " se quiere[n] ayudar para se instruir "[18] y normalmente les damos contenidos, pero no los preparamos para recibirlos. San Ignacio propone tres pasos para esta preparación que mucho tienen que ver con este darse cuenta de dos cosas, el estado de animo y las acciones o pasos, que no es sino la metacognición. Los tres elementos previos que propone san Ignacio son :

el examen particular y cotidiano [24-31]
el examen general [32-43]
tres modos de orar [238-260]

Vamos releyendo cada uno de ellos.

El examen particular y cotidiano

Primero el examen es un momento que mira hacia el futuro con una actitud, con una propuesta : " proponer de guardarse "[24], " proponga de nuevo enmendarse "[25]. Este deseo interno, esta voluntad de corregir, enmendar y guardar despierta un movimiento actual que es un proponiendo, recordando, contando, gesticulando y comparando. El examen es un recuerdo del pasado hecho presente con vistas al futuro que se hace acto al volverse consciente. El examen no pretende borrar el mal hecho sino busca una actitud interna " para más presto quitar " [27].

En el examen hay dos cosas que no importan, que son irrelevantes, la primera es el nombre del pecado mismo, o de lo que hemos de enmendar y mejorar. La segunda el día, basta con saber la referencia al domingo. Y lo que importa es entrar en ese movimiento hacia la toma de conciencia de lo que hacemos, cuando lo hacemos, como...

El examen es pues una repetición, una espiral cuyo punto de partida lo encontramos en el deseo de la conciencia de sí, de conocer los actos realizados. Es una conciencia que se hace presente en un gesto, un " poner la mano en el pecho " [27]. Recuerdo y gesto, inteligencia y cuerpo, unidos en busca de un conocimiento de sí.

Resumamos, el examen es una promesa, una propuesta, que hace nacer una actitud, la que nos lleva a darnos cuenta, este darnos cuenta nos lleva a un gesto, un movimiento físico. Este proceso es muy personal como es personal la metacognición, este darnos cuenta de cómo aprendemos. Esta conciencia es la que nos habilita nuevos y futuros aprendizajes.

El examen general

No quiero retomar todo el examen general sino sólo aquello que se le añade, a nivel de método, al examen particular.

Lo primero que aparece es la separación al revisar entre lo que es del pensamiento, lo que es de la palabra y lo que es de la obra.

Sobre el pensamiento aparece la distinción entre los " tres pensamientos en mí" [32]. El primero es que viene de " mi mera libertad y querer " [32]. Los otros dos pensamientos, " que vienen de fuera " [32], uno (el malo) se ha de rechazar y el otro (del buen espíritu) se ha de recibir. Es para mi importante hacer notar que el pensamiento que viene de mi libertad y querer no entra en lo que se ha de examinar, o mejor dicho no se trata : ni se le rechaza, ni se le recibe como se indica en el caso de los otros dos espíritus.

Otra de las cosas que aparecen es la graduación del pecado, los hay veniales y mortales, hay una cierta graduación por " mayor tiempo, intensidad y daño " [37], hay pecados de " mayor y menor calidad " [42].

Estas dos notas se añaden antes de llegar al " modo de hacer " [43] el examen general dentro del cual encontramos cambios importantes : el examen particular iniciaba con una propuesta, con un deseo, el general termina con una propuesta y comienza con una acción de gracias. El examen particular se presenta como un ciclo que se ha de repetir continuamente, un estar alerta y atento de todo cuanto hacemos, mientras que el examen general parece que se ha de hacer en una ocasión, en la preparación para la confesión de la cual se han de sacar tres provechos " entre otros muchos " [44].

Terminar el examen general con una propuesta es la forma de cerrar el círculo, lo que hace que, en lugar de terminar, se recomienza de nuevo. Del examen particular, con elementos más humanos, pienso en los gestos corporales, pasamos al examen general como parte del mismo movimiento. Empieza con una acción de gracias, que es una puesta en el presente de todo aquello que no se vio ni se habló al hacer el examen : es traer a la balanza lo del buen espíritu que se supone lo hemos recibido a lo largo de nuestros días. Dar gracias y recordar todo lo bueno es muy importante para no caer en una visión negativa de cuanto hacemos. La cuenta (contabilidad) de lo negativo tiene sentido, se ha de hacer, si se parte desde lo positivo. Esto no lo debemos olvidar. Es ver lo malo que he hecho, pero sólo desde el ancla, desde la seguridad, de tantas otras cosas buenas.

Lo que presentamos en el examen general son muchas cosas que nos rebasan puesto que en su segundo y tercer punto lo que hacemos es pedir : pedimos gracia y perdón. Pareciera que en este examen caemos en faltas y actitudes que en verdad no las queremos repetir, pero que al mismo tiempo reconocemos que nosotros solos no podemos y por eso pedimos " con Su gracia " [43], no es sólo tarea nuestra. Es una tarea ayudada, donde nos toca ponernos a hacer todo, hasta el último detalle de nuestra parte, como en el examen particular y al mismo tiempo debemos dejar todo en el favor de una gracia recibida o que se va a recibir.

Los tres modos de orar

primer modo de orar

A la derecha podemos ver el esquema básico de la oración para san Ignacio. El esquema que vemos a la derecha es como una pirámide para mostrar que cada parte construye a la otra, o está puesta encima de la anterior. Se comienza con una adición, que es la base de la pirámide, es decir una nota extra, algo más en lo que hay que fijarse, y es muy simple se trata de que antes de todo, antes siquiera de empezar el ejercicio propiamente : nos digamos a " dónde voy... y a qué... " Este desde antes saber a " donde voy y a qué " crea en mi una actitud distinta, una en la que me siento capaz de hacer la tarea.

Actitud importante en la vida académica pues estudios que presenta Goleman en su libro de Inteligencia Emocional nos muestra como si se le pide a un alumno con dificultades académicas que imite las actitudes de otro compañero que va bien en la materia. El alumno al imitar a su compañero, por el simple cambio de actitud, va a poder resolver más problemas de los que antes podía.(69)

Esta adición de san Ignacio que simplemente nos propone considerar lo que voy a hacer, implica de alguna manera una esperanza de que puedo lograr eso que me he propuesto, es una tarea para mi, la puedo hacer y me preparo para lograr eso que me he propuesto. Este simple cambio de actitud donde hay de por un lado un puedo llegar a donde quiero y por el otro qué voy a hacer allí es el primer paso doble para lograr el fruto de la oración.

Dentro de este método una cosa muy importante es la relación con el tiempo, en un doble aspecto, primero se dan " espacios " determinados por la duración de seis plegarias, pero luego se dice que si " no halla " cosa alguna " no es menester que se detenga tanto tiempo " [242]. La clave de la relación con el tiempo parece que es una medida para poder pasearnos a lo largo de toda la materia (contenido) del propuesto ejercicio. Por lo pronto es todo lo que podemos decir, el tiempo se va a manejar, es decir a limitar o medir para pasear (repasar) por todo el contenido dentro del espacio de oración. Es importante decir que lo que plantea san Ignacio en relación con el tiempo aquí no termina.

La otra cosa interesante de este método es que la materia (contenido) cambia, es decir, pueden ser los 10 mandamientos, los 7 pecados mortales (se suponen las 7 virtudes), las 3 potencias del ánima y los 5 sentidos corporales. Pero el método es el mismo.

segundo modo de orar

El objetivo es orar " contemplando la significación " de cada palabra de una oración que escojamos. Para lo cual se sigue en general el mismo esquema pero al terminar se " dirá un Ave María, Credo, Anima Christi y Salve Regina " [253]. Se añade una relación muy peculiar con el tiempo y con los sentimientos. También se añade que en la oración preparatoria se ha de dirigir a una persona ya sea a Dios o a la virgen María... [251] (supone la adición del primer modo de orar sobre los cinco sentidos corporales [248], que es la actitud previa).

El modo comienza haciendo referencia al cuerpo, a cómo se ora si : " de rodillas o sentado ", y si " teniendo los ojos cerrados o hincados (fijos) en un lugar " [252]. Se toma en consideración el cuerpo y luego resulta interesante que la materia que se a orar está determinada a nivel de su contenido, no por el tiempo (como en el primer modo de orar), sino por las " significaciones, comparaciones, gustos y consolación " [252] que encuentre en cada palabra de la oración que esté contemplando. De tal manera que si se encuentra " tan buena materia " [254] en una palabra no es necesario seguir con todas las palabras de la oración, sino quedarse en la que se ha encontrado gusto. Cuando se ha cumplido la hora hay que terminar la tal oración que se contempla diciendo las palabras que no se contemplaron y luego pidiendo " virtudes y gracias " [257]. La contemplación de una oración no termina sino hasta que se han contemplado todas las palabras de la dicha oración que en otro momento se ha de retomar la oración en " la palabra que sigue inmediatamente " [255].

Notemos que es lo que san Ignacio está uniendo de forma muy particular, une el contenido (que corresponde a la razón) con el significado y gusto (que corresponde a los sentimientos). La razón es la que es dueña de la contabilidad del tiempo, el sentimiento es dueño del gusto y del significado, san Ignacio ofrece un espacio en el que puede gobernar tanto la inteligencia que marca los límites como el sentimiento que marca el gusto, o las veces que aquello se ha de repetir. De tal manera es esta relación entre la inteligencia y el sentimiento que ninguno de los dos domina al otro, sino que en su momento cada uno toma una parte de la decisión. Esto completa nuestra visión del tiempo pues es la relación con el tiempo la que ayuda a la unidad entre los sentimientos e inteligencia.

tercer modo de orar

Se sigue el mismo esquema. En este modo de orar se utiliza el compás de la respiración. Se busca que en cada respiración se diga una palabra de una plegaria y en el tiempo entre una respiración y otra se piense en el fruto de la oración.

Este método de relajamiento ayuda a tener un nivel de bajo de excitación(70) que a su vez ayuda a tener más capacidad de estar más concentrado en la tarea que se pide.

Conclusiones

Estos modos de hacer oración se suponen conocidos y dominados para antes de entrar a la primera semana de los Ejercicios. En ellos se presuponen cuatro frutos, una actitud previa, una relación con el tiempo, una repetición de una serie de pasos dentro de la oración y un no poner en el centro al contenido, la materia a orar.

Para el aula me quedan preguntas : ¿ tengo una actitud previa y esta repercute positivamente en mis alumnos ?, ¿ aprendemos una justa relación con el tiempo ?, ¿ sigo un método claro ?, ¿ es posible aprenderlo ?, ¿ le doy el justo medio a la materia (contenido) en función de su relación con el método ?

La repetición

Para hablar de la repetición en san Ignacio comienzo diciendo que me es irrelevante que diga " tercer ejercicio es repetición del primero y segundo " [62]. En un estudio semántico de las primeras 2288 palabras del libro de los ejercicios, es decir, de las primeras 20 anotaciones uno de los campos semánticos que más me impresionó fue el de las repeticiones. Repeticiones que no son una indicación de repetir algo, sino que de hecho es san Ignacio que se pone a repetir algo y es en su propia repetición donde yo encuentro el tono, la orientación de lo que ha de ser una repetición. Puede parecer un repetir para hacer hábito, para apropiarnos del método, pero no es sólo eso, veamos.

es a saber

La primera forma en la que san Ignacio hace repeticiones que quiero traer a la reflexión es la frase : es a saber. Aparece 43 veces en el librito de los ejercicios. Lo cual quiere decir que en uno de cada 10 párrafos aparece en promedio esta frase. Una cosa curiosa es que esta frase podría ser omitida y el sentido no se pierde. Se impone la pregunta ¿ para qué insistir tantas veces con una frase que no es necesaria ?

San Ignacio trata de explicar un método, que ve que no es fácil de comprender y necesita subrayar las cosas importantes y aclarar cada paso. Esta frase lo que logra hacer es llamar la atención al decir lo mismo de nuevo pero de forma distinta. Es la forma en que san Ignacio aclara lo que dijo antes, repite la idea pero de forma más completa, con un ejemplo, con una concretización.

y

La otra forma en que san Ignacio repite es dando un segundo sinónimo de la tal palabra. Para unir a un sinónimo con otro puede usar y (68), o (20), mismo (8), así (así--como) (30). Estas palabras que nos indican una repetición representan el 6.5 % de las 2288 palabras que forman las primeras 20 anotaciones de los Ejercicios. Para aclara conceptos san Ignacio da un sinónimo es decir algo igual y algo diferente, esto es importante, el sinónimo repite la idea pero la dice de forma diferente. De tal manera que no es una repetición sino un enriquecer.

Conclusiones

La repetición nos va a servir para dos cosas, la primera llamar la atención y la otra decir lo mismo pero de otra manera. La repetición puede ser una alienación para el ser humano, que a fuerza de repetir se convierte en un robot y pierde su creatividad e imaginación tan preciadas en su humanidad y en su ir siendo humano. Por eso la repetición en la práctica ha de ser propuesta como un hacer lo mismo pero con un tono diferente de una novedad real. La repetición ha de ser para prestar atención a lo ya visto y con la nueva atención descubrir algo no comprendido en la primera ocasión. Repetición novedosa es la propuesta de Ignacio. Es repetir para encontrar un más, un algo extra no visto antes.

El cuerpo y el Alma

Si entendí bien a Fessard en su primer tomo de La Dialéctica de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, él busca cómo se debe dar la unión de la practica con la teoría, de lo universal y lo particular, de tres y cuatro... Dice él que san Ignacio logró bien hacer esta unión y lo presenta en el esquema que vemos aquí arriba.(71) Bueno de hecho trata de explicar esta unión a todo lo largo de su primer tomo que se termina en la página 177 pero la reflexión la continua otro tanto de páginas en un postfacio, luego un apéndice y un estudio complementario. A lo que luego sigue otro tomo... y una obra impresa luego de su muerte.

Pero mi pregunta sería qué tal si esta unión tan buscada de lo uno y lo múltiple, de lo particular y lo general, de la teoría y la práctica san Ignacio la logra precisamente en la forma como él presenta la relación del alma con el cuerpo, es decir de la inteligencia y el sentimiento. Para ello pasemos a ver cómo es ésta relación explícita en primera semana y luego veamos como es implícita en las anotaciones.

En la primera semana

Cuando san Ignacio propone el hacer penitencia en la décima adición de primera semana [82] es con el " fin de dolerse de sus pecados con el firme propósito de no cometerlos " [82]. Si tenemos presente la relación entre cuerpo y alma del examen particular el objetivo es el mismo, es hacer un gesto físico cuando haga una cosa que quiero cambiar, pues no la quiero repetir. En una lectura rápida de las tres maneras de hacer penitencia [83-86] y sus 4 notas [87-90] nos podríamos quedar con las ideas de " castigar la carne " [85] y de lograr que la " todas las partes inferiores [del cuerpo] estén subiectas (sometidas) a las superiores [razón]. " Pero sobre la penitencia no hay que quedarnos con la idea que se trata de simplemente generar dolor en uno mismo, sino que es para recordarnos algo, digamos que si mi conducta no es la que quiero que sea me golpeo fuerte para que el dolor me recuerde que no lo debo de repetir.

San Ignacio hace una distinción importante que la penitencia puede ser en el comer, dormir y el dolor (castigar la carne). Dos notas importantes van ligadas a la penitencia. Lo primero es que no se trata de quitar lo superfluo sino lo conveniente, es decir lo necesario y lo segundo es que " no se corrompa el sujeto. " Es para poner dos límites extremos a la penitencia. Entre una penitencia que por ser tan poca no llega a serlo y otra que por ser tanta termine con la persona misma.

Es una relación con el cuerpo donde me ayuda a lo que quiero. Que no es para todo el tiempo, pues al llegar a la cuarta semana la penitencia se cambia por la temperancia [229].

En las anotaciones

Del estudio de los grupos semánticos de las anotaciones que realicé encuentro que San Ignacio se refiere de forma directa al cuerpo en 40 palabras distintas de las 2288 palabras que usó para hacer las anotaciones. Si a eso el añadimos 63 que se refieren a los sentimientos, afectos y la voluntad. Para comparar si ponemos del otro lado de la balanza 32 palabras que se refieren a la inteligencia, además 19 que se refieren al espíritu y 16 al alma. La balanza se inclinaría hacia las emociones (103) y no hacia la inteligencia (67). Esto no quiere decir que san Ignacio opte por el cuerpo o lo sensible, sino simplemente que es muy importante para él. Por eso tenemos que poner más atención en el carácter corporal, sensible, emocional de la propuesta de san Ignacio.

Mucho podríamos discutir sobre la creación de estos grupos y sobre porque una palabra entra en tal o cual grupo. También si le podemos aplicar el método semántico a un texto antiguo. Lo que puedo decir es que una de las cosas más importantes para Ignacio es la presentación de un método, que nos pone dentro de un movimiento en el cual nos toca tomar partido y al mismo tiempo respetar tensiones.

No se trata de un tratado de moral entre lo bueno (9) y lo malo (11) sino de una propuesta de actitudes (67), tareas (122) y frutos (40) en vistas de un futuro (47) todo esto dentro de un tiempo (118) que se cuenta (70). Resulta más significativo el seguir un método (310), es decir tener una actitud, hacer una tarea, establecer una relación, entrar en una actividad, ser llevados por diversos movimientos (54) que seguir las leyes e indicaciones de la iglesia (24) o hacer un voto determinado (24).

Un grupo muy concurrido fue el de la negación (37) que si le añadimos los condicionales (16) se convierte en un grupo significativo.

Presento todo estos números para poner un poco en su lugar relativo aquellas 40 referencias al cuerpo. Mi hipótesis va a ser que la relación que san Ignacio propone entre inteligencia y cuerpo no es la que se presenta de forma directa en los textos (como dentro de las semanas) sino la que se va a ir leyendo entre líneas y que para mi va a suponer la pregunta inicial, ¿ qué pasa si en esta relación san Ignacio llega a unir la teoría con la práctica ?

No pretendo dar la respuesta, pues ésta es un ponerse en marcha, es un entrar en la dinámica y allí ir descubriendo la respuesta correcta. La respuesta va a estar precisamente en la forma en como el método de san Ignacio establece paso a paso la relación, que nunca deja de ser una tensión.

Qué se me viene a la mente cuando leo en san Ignacio " ver " [7, 14, 14, 18]. Es lo que veo algo que razono y por eso lo veo... o en verdad dejo que mi sentido de la vista vea de nuevo y me dejo tocar por los sentidos para hacer una verdadera relectura de la realidad. Cuando leo " tienta " [9, 10] en el texto de los ejercicios, ¿ lo siento como la ropa que tienta mi piel ?, o ¿ de qué forma ?... Este " tienta ", ¿ entra por los sentidos en verdad o sólo lo razono ?

Este tratar de unir (o al menos respetar mutuamente) entre el sentimiento y el entendimiento creo que san Ignacio lo logra dentro de su propuesta metodológica. Me atrevo a decir que es por eso que la pedagogía ignaciana tiene éxito... y al mismo tiempo la razón por la cual es difícil de entender. Goleman en su libro Inteligencia Emocional presenta en la última parte(72) diferentes escuelas experimentales en las que hacen un esfuerzo por aprender al lado de la inteligencia, las emociones. El simple título del libro nos dice de qué se trata.

La situación problema en san Ignacio

San Ignacio nos pone frente a una situación problema, ante la cual nos toca tomar una decisión, nos va a hacer aprender el duro proceso de una decisión para que luego en la vida tengamos una guía, un método a seguir y sepamos optar de forma correcta.

La situación problema tiene en ella una desestabilización ante la cual tenemos que decidir para de nuevo estar ajustados, estables en la nueva situación.

En los ejercicios de san Ignacio podemos decir que encontramos una camino para tomar una decisión, experiencia cotidiana que vivimos al escoger entre una publicidad y otra, entre el empaque de tal producto o aquel, entre ayudar al próximo o seguir de largo. Todos los días estamos frente a situaciones que nos desestabilizan y es ante ellas que tenemos que reaccionar: que tomar parte y decidir.

El principio y fundamento

Es el momento en que san Ignacio va a establecer la forma de relacionarme, yo, que hago ejercicios, yo que aprendo con lo que me rodea por un lado, Dios por el otro y el Director de los ejercicios, quien me ayuda a aprender. En el esquema de la derecha vemos que hay cuatro relaciones, todas básicas. Hay una relación que está antes de la misma relación donde se trata que frente a otra persona he de "salvar su proposición". Es, en cierta forma el aceptar que el Otro tiene parte de la verdad, que lo que dice o hace no es malo (necesariamente). Es precisamente esta primera aceptación la que me permite entrar en un desequilibrio necesario en la situación problema.

El principio y fundamente no sólo quiere establecer una relación también se pretende que seamos diferentes, se trata de saber qué quiero en la vida, qué es lo que ha de guiar mi ser y mi hacer y esta diferencia va a ser la que luego dirija mi quehacer y mis decisiones posteriores.

Se trata de ser diferentes y no indiferentes, veamos : en un caso simple, no puedo decidir qué comer si no soy diferente ante todas las comidas. No puedo querer algo si no me porto de forma diferente, si no me afecto más por una cosa que por otra y esta afección debe ser claramente guiada. De eso es de lo que se trata en este momento: de aclarar hacia dónde es que guío mis pasos, o qué es lo que debe de guiar mis pasos, donde me afecto, y eso debe de tener una orientación: la más divina.

Lo más divino no es necesariamente la negación del hombre, es decir que éste sea indiferente, sino por el contrario, lo más divino en el ser humano es su deseo, su querer, su esperanza, su apertura a un más, a lo nuevo a lo siempre nuevo y siempre Otro, lo divino.

Esta orientación ha de ir en la línea de "el hombre es creado para..." [23]. Toca que yo, en primera persona llene, termine la frase. San Ignacio lo hizo con los elementos de la filosofía de su tiempo, con su teología, hoy nos toca a nosotros hacer lo mismo y desde esa respuesta personal debemos de orientar las demás cosas de nuestra vida.

Es precisamente porque soy diferente de frente al " fin para el que soy criado " [23] que soy " indiferente a las cosas criadas " [23] pues estas no me lleva a ese fin. Decir lo mismo de forma positiva porque el ser humano es apasionado, busca, quiere más, lucha... no es indiferente por naturaleza, sino diferente. Por eso la meta ha de ser una diferencia que me guíe en la vida, que me guíe a la vida, una pasión irremediablemente viva.

Esta diferencia establece para relación entre los cuatro elementos del esquema.

La historia

Con esta diferencia que es orientación en nuestra vida puedo ya pasar a ver el pasado, qué tal me fue ayer, caminé en la línea de estas indicaciones, de lo que he sido llamado a ser... o no... Por eso entro a revisar muchos puntos :

Si soy llamado a la libertad... ¿ fui libre ?
Si soy llamado al amor, ¿ amé... ?
Si soy llamado a la vida, ¿ viví... ?
Si soy llamado a la amistad, a la sociedad, al otro... ¿ respeté ?, ¿ escuché ?, ¿ abrí mi corazón ?
Si soy llamado...

a cada persona, en lo personal, le corresponde terminar de llenar estas frases, no son iguales para todos, no se pueden imponer como mejores unas que otras, simplemente son.

Son porque vienen de aquellos primeros parámetros, el principio y fundamento que guía esta segunda reflexión sobre mi historia. Que de hecho debe de guiar todo mi quehacer presente para que se convierta poco a poco en ese para lo que soy creado, futuro deseado, esperado reino de los Cielos.

Girando la historia

Ver para adelante se impone. Verme para adelante va a ser una de las cosas que más me van a ayudar a poder tomar una correcta determinación, correcta decisión. San Ignacio propone verme frente a un rey temporal, luego el rey Eternal, aplicar mis cinco sentidos en esto, contemplar a Jesús. Me propone situarme como quien estuviera en un campo de batalla y hay dos banderas, ¿ cuál tomar ? Al revisar el pasado descubrí los pasos dados, las decisiones tomadas, lo que me ayudó a ser más y lo que no me ayudó.

La elección

Tomar una decisión se impone. San Ignacio nos invita a meditar sobre cómo ciertos pares de hombres se afectan por un dinero que tienen [149-157], considerar y advertir tres maneras de humildad [164-167]. Para tomar la decisión me propone tres modos, el primero de ver pros y contras en la razón [178-183], el segundo es mirarme en otro hombre y qué le diría yo [185], luego mirarme en el lecho de muerte y preguntarme si estuviera contento y en paz con lo que he realizado [186] y mirarme el día del juicio [187] y preguntar lo mismo.

No puedo ser indiferente, sino diferente y he de decidir y trabajar en vistas a lo que he venido al mundo, para lo que he sido creado. La elección es el momento donde dejo de ser indiferente y me muestro diferente y hago y trabajo por ajustarme a la nueva realidad, al mismo tiempo recrear la realidad.

La confirmación

San Ignacio siempre espera que la elección tomada sea aceptada. Se hace la elección y luego se le ofrece a Dios " para que su divina majestad la quiera recibir y confirmar " [183]. Cuando Fessard dice de qué se tratan los ejercicios dice que son para llevar la teoría a la práctica, para llevar las verdades de la fe que el cristiano aprendió desde chico llevarlas a la realidad, a la práctica. Y añade : " El sentido de las verdades religiosas es revelado a la libertad en función de su compromiso histórico. "(73) Profunda y trágica frase donde el lograr unir la teoría con la práctica sólo se va a dar en el compromiso histórico, en el hacer cotidiano... allí también se va a confirmar la elección.

La plenitud en el amor

La práctica se impone. San Ignacio va a enmarcar los ejercicios con la contemplación en el amor. Comienza con dos notas que se imponen a todo lo que hasta ahora hemos dicho : " el amor se debe poner más en las obras " [230], es el compromiso histórico del que habla Fessard y luego la otra nota que dice " el amor consiste en comunicación de las dos partes " [231], que es la aceptación de mi por el Otro. Ya vimos que luego de la elección ha de darse una aceptación, también en la " oblación de mayor estima " [97] donde la persona se ofrece a trabajar por el rey Eternal se termina dicho ofrecimiento al servicio, trabajo e imitación con la condición de si " vuestra santísima majestad [me quisiera] elegir y recibir... " [98]

Un reconocimiento se impone, es necesario por eso hay que " pedir cognoscimiento interno de tanto bien recibido, para que yo enteramente reconosciendo, pueda en todo amar y servir a su divina majestad " [233]. En este conocimiento que es a la vez un re-conocimiento podemos descubrir como san Ignacio, al hacer un llamado a la inteligencia, al conocimiento, hace al mismo tiempo un llamado al amor, a la reciprocidad del amor, que es un movimiento de ida y de regreso, en dos sentidos, tanto afectivo como intelectual. Es una manera peculiar de integrar el amor y el servicio esta integración que se ha de dar siempre en un acto libre de la persona.

Apasionados, llenos de amor, allí seguir adelante.

Notas

 

68. 68 Metacognition is being aware of our thinking as we perform specffic tasks and then using this awareness to control what we are doing. Robert J. Marzano, Dimensions of Thinking, ascd, Alexandria (usa), 1989, p.9. Podemos encontrar la misma definición en Jaques Tardif, Pour un enseignement stratégique, Logiques, Québec, 1997, pp 58-59.

69. 69 Daniel Goleman, Emotional Intelligence, Bloomsbury, London, 1995, p.96-110 y 83-87.

70. 70 Ibid, p.63

71. 71 Gaston Fessard, La Dialectique des exercices spirituels de Saint Ignace..., Aubier, Paris, 1956, p.220.

72. 72 Es el capítulo 16, pp 261-287.

73. 73le sens des vérités religieuses est révélé à la liberté en fonction de son engagement historique " p. 9.